Por Yuri Vega Mere
Socio del Estudio Muñiz, Olaya, Menéndez, Castro, Ono & Herrera Abogados
Después de décadas, los promotores inmobiliarios han comenzado a incursionar en renta residencial, esto es, en construir o hacer construir edificios o complejos habitacionales para ser arrendados. El negocio es diferente al de venta. Y aquí vale la pena hacer un poco de memoria y luego perfilar las características de esta nueva oferta.
Los desarrolladores han sido reacios a incursionar en este sector por la mala experiencia registrada en el país con el régimen del inquilinato de los años 70 del siglo pasado. La sobreprotección al inquilino se tradujo en desincentivos para la industria.
La experiencia registrada en los últimos 30 años en el sector de oficinas y de centros comerciales suma a favor de una estructura adecuada para los edificios multifamily. Recordemos que la venta de locales y la ausencia de una administración centralizada condujeron a un caos que dejó sin identidad y sin reglas claras a centros comerciales que perdieron presencia.
En un producto como el de renta residencial no solo se debe contar con una gestión unificada para reducir los costos operativos y personalizar la atención al arrendatario. También tiene que incorporar servicios más allá de los tradicionales, al incluir espacios de coworking, showrooms, gym con personal trainer, zonas sociales, entre otras notas diferenciadoras. La idea central es brindar un buen nivel de calidad de vida a los arrendatarios.
Si bien esta opción es interesante para los millennials, que no quieren tener anclado el capital en un activo y prefieren tener mayor flexibilidad en su desplazamiento, los multifamily pueden ser estructurados para diferentes clases de potenciales clientes o arrendatarios. Existe, inclusive, el modelo de renta residencial para adultos mayores.
La renta residencial es una alternativa interesante para los inversionistas.
Los edificios multifamily tienen una historia larga en los Estados Unidos y reciente presencia en América Latina, sobre todo en México y Chile. En el Perú existen dos modelos: el de renta estudiantil y el de venta, que va de la mano con un alquiler (ofrecido por el vendedor) y una gestión centralizada. Nos tocó participar en la estructuración legal de las dos primeras experiencias con las que se cuenta en el medio.
Fuente: El Peruano