(i) Lesión de la gobernanza
Los comités de crisis han asumido un empoderamiento entendible en los primeros meses de la declaración del estado de emergencia. El problema principal es que lo han hecho en muchos casos sin “manual” y tomando decisiones con “cargo a dar cuenta” a los órganos de la sociedad. Muchos gerentes generales han quedado atrapados en medio de la ansiedad y las indicaciones del accionista de control perdiendo la línea de reporte al directorio (y su soporte, especialmente a través de los directores externos).
A este se suma la toma de decisiones urgentes que pueden tener efecto en el corto plazo, pero también en el futuro y en el plan estratégico de la empresa, que han sido adoptadas en muchos casos sin participación del directorio en el proceso de análisis de las mismas.
(ii) Lesión de la filosofía empresarial
En muchas empresas la crisis se ha llevado de encuentro la cultura, el propósito, la visión, la misión y hasta los valores con los efectos colaterales que ello conlleva. Toda la filosofía de la empresa ha sido sometida a una dura prueba. El impacto de haber adoptado medidas en medio de la crisis sin someterlas al tamiz de los elementos antes indicados tendrá un efecto en la reputación y la mística de la empresa que no serán sencillos de reconstruir o tomará tiempo hacerlo. Aquí aplica perfectamente la frase que dice que “hay cosas que logran años en ganarse, pero pueden perderse en un minuto”.
(iii) Lesión de la política empresarial
En muchos casos las empresas han venido operando al margen de las políticas establecidas. La urgencia en la toma de decisiones ha dejado de lado protocolos y manuales de operación. Esto ha creado desconcierto al interior de muchas organizaciones, en especial a nivel de los gerentes o miembros de comités que advierten que muchas cosas están ocurriendo al margen de lo que estaba escrito supuestamente en piedra y que incluían de alguna manera su derecho a opinar o a decidir.
(iv) Lesión del talento
Según la profundidad o mayor nivel de impacto que la crisis pueda haber generado en un determinado tipo de empresas, se ha producido la pérdida de talento de línea y de diversas posiciones que implican un costo de aprendizaje importante cuya “factura” las empresas deberán solventar a futuro. Este impacto en algunos casos también puede haber lesionado algunos elementos de la filosofía empresarial cuyo costo será aún más difícil cuantificar.
(v) Comités de riesgo y auditoría luchando por recursos y atención
Nuevos riesgos de alto impacto y alta probabilidad han aparecido como consecuencia de la crisis, de la readaptación de las empresas o de la toma de muchas decisiones al interior de estas. Muchos de estos riesgos recién están siendo ponderados y reconocidos y, para “complejizar” más el asunto, administrados en un contexto de gran estrechez de presupuesto. La auditoría de procesos por otro lado se está viendo también impactada por esta misma circunstancia y por la priorización de la gerencia general y demás posiciones claves de la empresa en otros temas considerados de mayor urgencia.
Desconocer que la situación que estamos viviendo nos ha enfrentado a una realidad tremendamente compleja no sería razonable, pero tampoco lo es no tomar consciencia de la importancia que tienen en el mediano plazo y en nuestros stakeholders que las empresas cuidemos hasta el máximo de nuestras posibilidades todos y cada de los aspectos antes mencionados.
¡Hasta la próxima!
(Artículo publicado en Semana Económica)