¿Alguna vez has sentido que el día se te va y no sabes ni en qué? Como si el tiempo se te escurriera entre los dedos sin lograr avanzar realmente en lo que querías. Si es así, te contamos una técnica que te cambiará la vida: el time blocking. Pero, ¿qué es exactamente? Imagina que divides tu día en pequeños bloques de tiempo, y en cada uno de ellos te enfocas en una tarea específica. Nada más. Es como darle una tarea a cada trocito de tu día. Si quieres darle una oportunidad, aquí te dejamos cinco pasos para que puedas implementarlo en tu rutina diaria.

time blocking

1.  Define tus prioridades

Antes de empezar a dividir tu tiempo, tienes que saber qué es lo más importante para ti. Haz una lista de esas cosas que de verdad quieres hacer. Puede ser cualquier cosa: desde terminar un proyecto de trabajo, pasar tiempo de calidad con la familia, hasta encontrar un ratito para ti mismo o divertirte jugando al live casino. Un tip bastante útil puede ser poner lo más importante al principio de la semana, cuando todavía tengas toda la energía. Una libreta bonita o una aplicación tecnológica también puede ayudarte a apuntar todo lo que tengas que hacer y no dejarte llevar por lo que parece urgente, pero no lo es.

2.  Reserva tiempo específico para cada tarea

Una vez que ya sabes en qué quieres centrarte, es hora de asignar tiempo real a cada tarea. Esto es lo que hace al time blocking tan poderoso. No es solo hacer una lista, es reservar un espacio de tiempo específico para cada cosa. Es como tener citas contigo mismo para cada tarea.

Por ejemplo, si sabes que necesitas trabajar en un informe y que te llevará dos horas, aparta ese tiempo, de 10 a 12 de la mañana (o cualquier otro tramo horario). Durante esas dos horas, solo te enfocas en el informe, nada de revisar redes sociales o checar el correo.

3.  Sé flexible, la vida pasa

No todo sale como uno lo planea. Es increíblemente frustrante cuando planeas tu día al milímetro y algo se sale de control. La clave es ser flexible. Si algo toma más tiempo del que pensabas o surge un imprevisto, no pasa nada. Ajusta tu horario según lo necesites.

Un consejo: Deja siempre un pequeño espacio entre tus bloques de tiempo. Esto es como un colchoncito por si una tarea se alarga o necesitas un respiro.

4.  Agrupa las tareas que se parecen

Otro truco es que agrupes tareas similares en un mismo bloque de tiempo. Esto se llama batching y es de lo más útil para la productividad. Cuando haces tareas parecidas del tirón, te mantienes en el mismo tipo de mentalidad y evitas la pérdida de tiempo que conlleva cambiar de una cosa a otra.

Por ejemplo, en lugar de estar revisando tus correos cada 10 minutos, dedica un bloque de una hora por la mañana y otro por la tarde para hacerlo. Así, no estás interrumpiendo tu flujo de trabajo cada cinco minutos.

5.  Revisa tu progreso y ajusta lo necesario

Al final del día, o de la semana, tómate un momento para ver cómo te fue. ¿Pudiste cumplir con todo lo que planeaste? ¿Hubo alguna tarea que se salió de control? La idea aquí no es seguir un plan rígido, sino aprender de lo que funcionó y lo que no, y ajustar para la próxima.